Resulta muy interesante que los conceptos de sonido y silencio simplifican la experiencia del hombre. No existe el silencio o mejor dicho existe como algo imaginado. Incluso en espacios muy aislados uno se descubre escuchando su pulso o su respiración.
Por otro lado, tenemos una preferencia por el silencio. Uno se concentra mejor en silencio o ignorando los sonidos que lo rodean.
Cage lo explica de la siguiente forma: "Dondequiera que estemos, lo que oímos es ruido. Cuando lo ignoramos, nos incomoda. Cuando lo escuchamos, descubrimos que es fascinante. ..."
Introduzco una grabación abierta de micrófono que ilustra este concepto.
Es también una cuestión de contraste. Percibimos por contraste. Si ubicamos un cuadrado negro al lado de un blanco grisáceo, vamos a percibir a este último como blanco. Pero si lo ubicamos pegado a un blanco puro, pasará a ser percibido como gris. De igual forma ocurre con el sonido. Por ejemplo, al desvelarse uno escucha sonidos que se producen en la casa silenciosa que durante el día no se perciben. En el siguiente audio si hubiese supongamos, una voz hablando en primer plano, probablemente no escucharíamos los pájaros, el viento o los autos pasar.
“Si una cosa os aburre durante dos minutos, intentadlo con cuatro. Si todavía os aburre, intentadlo con ocho, dieciséis, treinta y dos, y así sucesivamente. Puede que no sea aburrido, sino todo lo contrario”.
La frase apunta a que es preciso profundizar. Hasta las cosas más sencillas pueden ser interesantes y complejas si uno se atreve a profundizar.
Hay una anécdota interesante sobre el trabajo del artista norteamericano Barnett Newman que ilustra perfectamente esta situación. Ver el comienzo del video.
De izquierda a derecha:
Azul: leve golpe seco.
Violeta: bolsa de nylon agitándose.
Amarillo claro: nada reconocible.
Marrón: ladrido de perro a lo lejos.
Amarillo verdoso: exhalación.